La semana pasada, dentro del nuevo proyecto de la Fundación Colombia 2050 denominado “Foros 2050”, se llevó a cabo un debate que hoy por hoy es de interés local, nacional y hasta ¡Internacional!: “Fake news y posverdad: ¿una amenaza real al sistema democrático?”, un tema sobre el cual, que desde mi punto de vista, se tiene la percepción de entenderlo en su totalidad –,o por lo menos eso creemos la Generación Z, a los que también se les conocen como post millenials, centennials, Generación K o post-Bieber– pero en realidad, es un concepto superficial que escuchamos en las redes, de nuestros maestros, en la televisión, pero no nos hemos puesto en la tarea de saber cómo surgen, qué factores sociales, políticos, económicos o culturales lo provoca.
Me gustaría que el lector se hiciera las siguientes preguntas:
¿Usted sabe qué estrategias han diseñado las organizaciones de la sociedad civil, empresas privadas o el estado para combatir la desinformación y las noticias falsas?
¿En su universidad o colegio alguna vez le hablaron de la educación o la alfabetización mediática?
¿Usted sabe cómo identificar una noticia falsa? Y si lo sabe ¿les ha enseñado a sus compañeros de trabajo, familiares o hijos a identificarlas?
Si la mayoría de sus respuestas fueron no, es probable que usted — al igual que yo — sepa qué es una noticia falsa pero no sabe cómo combatirla o no ser víctima de ella Pero, ¡no se preocupe!, aún estamos a tiempo de combatir el flagelo de la desinformación.
Las conclusiones, de gran parte de los panelistas dentro del Foro, fueron que para combatir la desinformación y las “Fake News” desde la ciudadanía, es fundamental educar sobre el tema desde etapas muy tempranas y esta educación tiene que ir dirigida a la totalidad de la ciudadanía. De acuerdo con la directora de la MOE Alejandra Barrios:
“Lo que fracasó fue nuestro modelo de educación. Deberíamos tener un modelo educativo que le permita a los ciudadanos poder discernir y entender cómo funcionan las redes y también la realidad de nuestros países, para que nuestras decisiones no dependan de aquel que me está haciendo la cámara de eco frente a lo que yo creo y repito, sin entender lo que es real y lo que no es real” (Barrios;2020; Foros 2050)
Es indiscutible, y creo que la sra.Barrios estaría de acuerdo conmigo en que nuestro sistema educativo, tanto público como privado, se quedó en lo tradicional y han ignorado el poder que tienen las redes sociales, la tecnología, el internet y los medios de comunicación sobre las libertades y la toma de decisiones de las nuevas generaciones, dentro de todos los campos posibles: social, político, electoral, ciudadano, económico, etc.
Al parecer, por ahora, los únicos mecanismos de educación mediática a los que pueden acceder los niños, niñas y jóvenes son los documentales de Netflix, tales como: “The social Dilemma” y “Cambridge Analytica”; que, más que crear o informar sobre estrategias y herramientas para combatir la desinformación, han creado un pánico momentáneo, donde los jóvenes borran sus redes sociales por 1 o 2 semanas y, luego de un tiempo prudencial, caen de nuevo dentro del mismo dilema; este es uno de los mejores ejemplos, donde sabemos que la solución nunca es la prohibición, por parte de los padres, o los discursos de miedo por parte de los medios de comunicación en contra de las redes sociales, sino su uso responsable.
Avances en esta materia no han sido tan significativos desde las instituciones públicas, o por lo menos desde los ministerios de educación latinoamericanos. Un caso para resaltar es Costa Rica, quienes han venido gestando un plan de acción para la lucha contra la desinformación, contemplando la inclusión de la alfabetización mediática e informacional (AMI) dentro del sistema educativo costarricense.
Aun así, por parte de las organizaciones de la sociedad civil e internacionales, se han venido creando proyectos, campañas y programas enfocados en la alfabetización mediática, tal es el ejemplo de la Unión Europea con su proyecto Co-Inform, que desarrolla herramientas destinadas a fomentar el pensamiento crítico y la alfabetización digital para una sociedad mejor informada.
Hoy por hoy, un líder internacional frente al tema de la alfabetización mediática ha sido la UNESCO, considerando que el empoderamiento de las personas a través de la alfabetización mediática e informacional (MIL) es uno de los requisitos más importantes para fomentar el acceso equitativo a la información, conocimiento y promover medios de comunicación y sistemas de información libres, independientes y pluralistas (UNESCO,2018).
Es decir, que para crear una ciudadanía mejor informada, con libertades y poderes de decisión es necesario adentrarse en las metodologías y temáticas de alfabetización mediática e informacional, desde la educación básica, media y superior, fomentando comportamientos que resulten en estrategias y herramientas que les permita a las nuevas generaciones afrontar de manera apropiada los retos que traen las redes de información del siglo XXI.
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Abogado de la Pontificia Universidad Javeriana, con Maestría en Derecho y Economía de Seguros de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica. Ha desempeñado cargos públicos desde 1999 como Secretario General de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, Procurador Cuarto Delegado ante la Sección Tercera del Consejo de Estado, Vicepresidente de la Comisión Nacional de Control y Asuntos Electorales de la Procuraduría General de la Nación, y desde el 2015 hasta el 2019 fungió la Dirección General de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
Desde 1999 y hasta la fecha, ha sido Profesor de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Pontificia Universidad Javeriana y ha publicado diferentes artículos en las Revistas Oficiales de la Universidad, como también, ha escrito y publicado varias obras jurídicas publicadas por la misma Facultad, de estas destacan Lecciones de Derecho Procesal Administrativo y Derecho Procesal Administrativo Tomo I y II, entre muchas otras.
Actualmente se desempeña como Director General de la Fundación Colombia 2050.